Multiplicación es un término con origen en el latín multiplicatio que permite nombrar el hecho y las consecuencias de multiplicarse o de multiplicar (incrementar el número de cosas que pertenecen a un mismo grupo).
Para la matemática, la multiplicación consiste en una operación de composición que requiere sumar reiteradamente un número de acuerdo a la cantidad de veces indicada por otro.
Los números que intervienen en la multiplicación reciben el nombre de factores, mientras que el resultado se denomina producto. El objetivo de la operación, por lo tanto, es hallar el producto de dos factores.
Cada factor, por otra parte, tiene su propia denominación: la cifra a sumar repetidamente es el multiplicando, mientras que el número que indica la cantidad de veces que hay que sumar el multiplicando es el multiplicador. La multiplicación, en definitiva, consiste en tomar el multiplicando y sumarlo tantas veces como unidades contiene el multiplicador.
En la escuela primaria se suele aprender la multiplicación luego de haber visto la suma y la resta, en ese orden, y la forma en la que se les presenta esta operación es a través de las conocidas “tablas de multiplicar“. Básicamente, consisten en todas las multiplicaciones posibles entre los números del 1 al 9, aunque dependiendo del centro educativo pueden abarcar más cuentas. Cada tabla corresponde a un número, por lo que se habla de “la tabla del 3”, por ejemplo, para referirse a “3 x 1, 3 x 2” y así hasta “3 x 9”. De esta manera, se fijan en la memoria esta serie tan aleatoria como absurdamente sencilla de multiplicaciones, evitando a los niños razonar el procedimiento. En pocas palabras, el universo de las matemáticas es mucho más complejo que “9 x 9”.
Creamos las Tablas de Multiplicar